Entras en una tienda para comprar un simple champú. Frente a ti, un pasillo lleno de opciones: para cabello liso, rizado, teñido, con keratina, sin sulfatos, hidratante, fortalecedor, de marca reconocida o artesanal… Lo que parecía una tarea sencilla se convierte en un dilema. Pasas minutos leyendo etiquetas, comparando ingredientes y temiendo elegir mal (estoy convencida que todos son el mismo, simplemente le cambian el aroma). Finalmente, compras uno, pero al llegar a casa te preguntas si otro hubiera sido mejor.
El término ‘paradoja de la elección’ fue popularizado por el psicólogo y profesor estadounidense Barry Schwartz en su libro The paradox of choice: why more is less. El fenómeno describe cómo tener demasiadas opciones, en lugar de hacernos más felices, puede llevarnos a la insatisfacción y a la duda constante. Cuando afrontamos múltiples alternativas, tememos elegir la equivocada, lo que puede generar arrepentimiento y la sensación de que siempre hay algo mejor esperándonos.
A primera vista, tener muchas opciones parece algo positivo, un símbolo de libertad. Pero en realidad, el exceso de posibilidades puede generar ansiedad, parálisis y una constante sensación de insatisfacción. En esta época en la que vivimos, la cantidad de opciones en todos los aspectos de la vida puede convertirse en una amenaza para la salud mental.
Esto sucede en casi todos los ámbitos de la vida. En las redes sociales estamos expuestos a infinitas oportunidades y estilos de vida. Vemos a personas con carreras exitosas, parejas perfectas y viajes maravillosos y nos preguntamos si hemos tomado las decisiones correctas. Las aplicaciones de citas ofrecen un catálogo inagotable de personas, lo que nos lleva a pensar que siempre hay alguien mejor esperando. Elegir se convierte en una carga en lugar de un privilegio. Además, la cantidad de opciones eleva nuestras expectativas. Creemos que, entre tantas posibilidades, debe haber una decisión perfecta. Y cuando la realidad no cumple con esas expectativas, nos sentimos frustrados y hasta culpables.
Para evitar que esta sobreabundancia afecte nuestra salud mental, es importante aprender a limitar nuestras opciones, confiar en nuestras decisiones y aceptar que la perfección es inalcanzable. Aprender a conformarse con lo suficientemente bueno puede ser la mejor decisión que podemos tomar, la clave para reducir el estrés y la manera de encontrar mayor satisfacción vital. Menos opciones pueden significar más tranquilidad y, en consecuencia, más felicidad. Más vida. Menos es más. Una vez más.
muy buenos días Caimari:
"estoy convencida de que todos son el mismo"; ahí les has dado, yo también lo pienso.
suficiente es bien mirándolo con buenos ojos.
ojalá todo fuese suficiente, siempre, para todas, y desde el principio hasta el fin, o al menos para mí: ¿dónde hay que firmar?
lo que tú escribes nunca me parece suficiente: qué lo sepas.
siempre me dejas con ganas de más.
esperamos un libro algún día, aunque sé que tú no lo necesitas porque ya te lo he leído...y me parece respetabilísimo e incluso elegante... pero nunca se sabe; al tiempo lo que es del tiempo ⏱️
feliz semana.
gracias por compartir bienaventuranzas 💓
Un domingo más, gracias por tus reflexiones que siempre son ayuda.