Desde ahora a fin de año he decidido ver solo películas románticas y de Navidad. Voy a empezar por las románticas. Qué necesario es volver a poner un poco de romanticismo en la vida. Una historia bonita, un amor que lo vence todo…ay, cuánto necesitamos volver a poner un poco de rosa en nuestras vidas. ¿Es ficción? Puede ser, pero cuando los acontecimientos que suceden en el mundo superan con creces los guiones de universos ficticios más brillantes, decidir dedicar tiempo a la historia inventada me parece el plan más realista que pueda existir.
He empezado por la madre de las trilogías románticas. La trilogía Antes del Amanecer, Antes del Atardecer y Antes del Anochecer es un poema cinematográfico sobre el amor, el tiempo y la conexión humana. Jesse y Céline, los protagonistas, representan la fragilidad y la intensidad de los encuentros que cambian la vida, las segundas oportunidades y los desafíos de mantener el amor en medio de las complejidades de la existencia.
En Antes del Amanecer, Jesse y Céline se encuentran por casualidad en un tren rumbo a Viena. La chispa entre ellos es inmediata, una conexión que parece trascender desde el primer momento. Durante una noche, pasean por las calles solitarias, hablando de sus sueños, miedos y esperanzas. Es un brindis al amor joven e idealista. Qué bonito. Una celebración del amor que vive en el presente, sin miedo al futuro, de ese amor inquebrantable en el que el paso de la vida irá dejando su huella.
Nueve años después, en Antes del Atardecer, vuelven a encontrarse, esta vez en París. Ya no son los mismos, la vida ha ido dejando huella. No obstante, sigue ese imán, sus conversaciones profundas y fluidas revelan la nostalgia y la bonita pregunta de qué hubiera pasado si…Esa nostalgia que nos anima a imaginar caminos no elegidos porque es el amor luchando contra el tiempo, es el amor que busca renacer entre las cenizas del pasado.
Finalmente, en Antes del Anochecer, los encontramos casados, con hijos, enfrentando las rutinas y las tensiones de una relación madura. El idealismo da paso a la realidad, pero la conexión esencial entre ellos sigue viva, aunque sea puesta a prueba. Aquí, el amor no es un destello mágico, sino una decisión constante.
Esta trilogía es un reflejo de nuestras vidas, de cómo el tiempo cambia lo que somos y lo que buscamos, pero también cómo una verdadera conexión puede resistirlo todo, incluso a nosotros mismos. No es solo una historia de amor, es un recordatorio de que el amor (como la vida, como tú y como yo) es imperfecto y evoluciona con el tiempo porque el tiempo y lo que hacemos con él es un factor determinante en nuestra satisfacción o insatisfacción vital. Las decisiones, el paso de los años y las responsabilidades afectan a las relaciones. El amor no siempre es fácil, requiere comunicación, paciencia y voluntad para superar las dificultades. Si a la primera red flag te vas, la posibilidad de amar y ser amada se irá contigo. El amor nunca será perfecto porque la vida humana jamás será perfecta. El amor verdadero no es perfecto, pero sí profundamente humano y eso lo convierte en perfecto.
creo que he aprendido a hacer eso sólo con mi imaginación…
un día te lo explico porque me parece digno de un ensayo poder explicarlo…
pero sí, soy capaz de hacerlo con más facilidad que identificarme viéndolo.
hoy te he notado menos terapeuta y más de este lado.
que qué necesario es aceptar estar un poca locas en este mundo loko loko loko…
quizá tenga que estar así…para no estar peor que mal, ¿quién lo sabe?
salud y suerte siempre.
y un abrazo siempre también 😘
No le ha cabido.
“Con aguja e hilo para hacer banderas”