¿Hasta cuándo lo seguirás intentando? ¿Hasta dónde? ¿Qué es lo que indicará que debes parar? Tu cabeza (y los discursos de alrededor) te dirán que debes seguir, que qué pena con tanto tiempo y esfuerzo puesto ahí. Tu cabeza querrá seguir. Eres tú quien deberá decidir que no más.
Una falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es. La falacia de costo hundido es uno de los sesgos cognitivos más comunes en la vida de todo ser humano y que nos lleva a seguir y seguir en situaciones simplemente por lo que hemos invertido en ellas. Llevas mucho invertido en algo: tiempo, esfuerzo, dinero, afectos…No puedes abandonar eso en lo que llevas tanto invertido, ese proyecto que lleva años sin arrancar, la relación de pareja, cualquier cosa a lo que sigues atada únicamente porque has invertido emoción, tiempo, esfuerzo o dinero. Esta es la falacia, este es el sesgo cognitivo, esta es la distorsión. Este es el error: autoengañarnos por seguir en un presente acabado desde el que decidimos un futuro que no va a llegar.
Ahí estás, tomando decisiones en ese camino que se inició con una decisión de hace tantísimos años. O no tantos, pero de hace el tiempo suficiente como para creer que ¿cómo lo vas a tirar a la basura? Y ahí, estás tomando decisiones desde esta falacia. La trampa que te cuenta que ¿cómo vas a empezar de cero?, pero que no te cuenta que jamás se empieza de cero. La trampa que no te cuenta que nada invertido va a justificar que eso de repente mejore o valga la pena.
Y ahí está ese proyecto profesional que no hay manera de consolidar, de tanta gente que pasó por él y se acabaron marchando, del dinero invertido, el que tienes y el que te prestan, el agarrarte a las señales que te hacen creer que sigue mereciendo la pena porque hay que intentarlo hasta el final pero que mientras lo sigues intentando no te paras a pensar qué es el final, a qué llamas final o cuándo te darás cuenta de que estás llegando al final.
Ahí estás, en esa relación de pareja en la que te agarras a lo que fuisteis. Fuisteis mucho, todo, pero que ya no. Pero, ¿cómo vamos a dejarlo después de tantos años? Pues con la cabeza bien alta. Con la cabeza alta y la tranquilidad de saber salir de lo que ya no es. Con el sentido común de quien decide no poner más drama que el componente de drama que decida poner. Como la persona que sabe que el tiempo invertido en la relación no tiene nada que ver con el continuar en ella cuando aquello ya ha perdido el sentido que en su día tuvo.
Las cosas acaban, independientemente del tiempo, esfuerzo, dinero o sentimiento invertido. Salir a tiempo de un sitio es de las decisiones más importantes de la vida. Y no sales a la primera de cambio, sales tras años luchando por algo que ya ha acabado. No sabes parar porque te agarras a lo que pudo haber sido y no fue. No te quedas por lo que hay, te quedas por la esperanza de que lo vuelva a haber. Pero llevas mucho tiempo intentándolo y ya no es. Ya no hay. No me rendiré, te sigues repitiendo.
No es que no tengas voluntad para seguir, no es que rendirte tenga que ver con la falta de voluntad. Para rendirse hay que tener voluntad, voluntad de no seguir desgastándose emocionalmente cuando decir basta es la decisión inteligente. Rendirse es contemplar tu salud mental. Es escucharte y ver en quién te has convertido.
¿Dónde está el límite de tu desgaste? ¿Cuánta vida dejas de vivir por seguir persiguiendo el sueño muerto? ¿Cuál es el precio a pagar? ¿Cuánto vas a alargar darte la oportunidad de lo que vendrá después? Cuánto daño hace pensar que si no lo has conseguido es porque no te has esforzado suficiente.
Las consecuencias de esta falacia pueden ser desastrosas porque no decido yo, decide el tiempo invertido. Solo salgo de ahí cuando entiendo que lo invertido no justifica jamás seguir en lo que ya no es. No me rindo, simplemente no me autoengaño. Desisto porque soy inteligente y abro nuevos horizontes, esos que solo vendrán cuando sea capaz de tomar una decisión alejada de la creencia y la emoción que me ancla a tratar de evitar lo inevitable.
Palabras muy sabias que me vienen, como siempre, como anillo al dedo, muchas gracias y un fuerte azo😍😘😘
buen día.
cuando una retirada a tiempo, o a destiempo, huele a...¡a Victoria!; porque tic tac, tic tac, el tiempo no para de pasar.
feliz semana.
🌷