Es imposible sentirnos bien todos los días de nuestra vida. La vida humana no es así. En el intento de estar siempre bien, con el miedo a sentir malestar, pasamos los días intentando eliminarlo. El mayor problema de las emociones desagradables es nuestro empeño en que desaparezcan. Ante la emoción desagradable buscamos huir. No nos gustan. No apetecen. No las queremos, pero existen. No solo existen sino que son necesarias.
La resistencia al dolor solo acentúa el sufrimiento. Cada conducta de evitación amplifica todo aquello que queremos evitar. No solo se amplifica el motivo del dolor sino que nos convertimos en mantenedores de la situación a evitar. El foco está puesto ahí, nuestra supuesta fortaleza también. Y ahí quedamos atrapados en un camino contra natura. Porque los pensamientos y emociones que nos generan malestar tienen su función e incluso cuando no la tiene también pueden aparecer.
Los pensamientos negativos vendrán. Negar que van a venir es negar la naturaleza humana. Las personas no tenemos capacidad de suprimir voluntariamente los pensamientos y emociones no deseados. El intento de suprimir emociones no deseadas hace que surjan con mucha más fuerza y más frecuencia que si las observamos y aceptamos en cuanto llegan. Aceptar estas emociones, ser compasivas con nosotras sintiéndolas, hará que no necesitemos suprimirlas.
Reconocer que mis emociones son válidas, son importantes y son mías. Contemplarlas así me da seguridad porque no me tambaleo ni me juzgo ante ellas. No soy peor, no soy débil, no tengo ningún problema si aparecen. No me produce temor enfrentarme al malestar emocional cuando yo misma soy un apoyo en este sufrimiento.
Cuando entiendo esto, cuando me miro con compasión, cuando desarrollo esta parte de mí que me mira con cariño y comprensión aparece un sentimiento muy agradable. Soy capaz de sentir cierta tranquilidad en mi malestar porque la emoción agradable de comprensión y vinculación conmigo acompaña a los sentimientos dolorosos.
Cuando aprendes a tratarte bien eres algo más que el dolor que sientes. Duele, pero también eres capaz de darte cariño. Eres el dolor que sientes, pero también eres la respuesta amable a ese dolor. Y ese siempre será un lugar seguro al que volver.
me recordaste algo que leí ayer en el País; no sabía exactamente donde había entendido la idea que nos quieres transmitir, pero la he encontrado; y la comparto:
...tras el avance de la AI: "Apreciaremos cada vez más la imperfección en el arte. Quiero abrazar esa fragilidad".
Ganar con la debilidad, en lugar de con la fuerza. Pura astucia humana. Y muy de #Craig_Thompson. Dificil que la máquina sepa hacerlo. Por ahora.