Le leo y le escucho desde hace tiempo y no me canso de hacerlo. Hace unos meses tuve la suerte de participar en un encuentro con él. Conocerle y compartir conversación, tiempo y espacio fue un regalo. Estar con una persona como él siempre es una suerte. Mariano Sigman es un científico experto en neurociencia y una de las personas que mejor conocen cómo funciona nuestro cerebro. Experto en entender cómo piensa nuestra mente, es un referente en la neurociencia de las decisiones y de la comunicación humana.
Todo lo que dice es muy interesante, pero hoy le dedico unas letras a una reflexión suya sobre el imperativo del talento y los problemas que puede acarrear. Compartí esta semana en Instagram un Reel suyo en el que hablaba de un estigma silenciado que lleva a las personas a terapia (eso lo añado yo). Llevo muchos años atendiendo y ayudando a personas a salir de la trampa del talento en la que un día, por presión propia y del entorno, cayeron.
Da lo mismo si estás estudiando medicina por el único motivo de haber sacado la nota para ello (¿quieres ser médico?, te preguntaré yo) como que acabes haciendo tartas porque te salen fenomenal si es algo que tú (y no tu talento) no has elegido. Mujeres y hombres que llegan a tener una carrera brillante que les amarga la existencia, deportistas que sueñan con salir de ese deporte en el que triunfan y que tanto odian, personas con crisis vitales que tienen muy claro lo que quieren y a quienes hay que ayudar a dar un giro a sus vidas para que sean capaces de coger las riendas y ser ellas quienes elijan y no lo haga el talento. No es nada fácil salir de ahí.
Y es que los discursos que animan a convertir la pasión en modo de vida, los mensajes que ponen el talento como brújula exclusiva, camuflan y alimentan un gran estigma. Afirma Mariano que lo que uno quiere hacer no tiene por qué ser lo que uno hace bien. Está el estigma de cuando te dicen que no puedes hacer algo, pero existe otro: el de tener que hacer algo porque eres muy bueno en eso. Salir del armario del propio don y decidir cuál es la voz con la que vas a expresar tu vida es una tarea importante a realizar porque no tiene por qué ser necesariamente la voz de tu talento.
El talento, aunque valioso y apreciado, puede a veces convertirse en una fuerza que nos empuja hacia una vida que no hemos elegido. Desde jóvenes, quienes poseen un talento excepcional en un área específica suelen ser dirigidos por padres, profesores y entrenadores hacia caminos que explotan ese don. La presión externa y las expectativas altas pueden convertir el talento en una carga porque a menudo, el talento atrae oportunidades que, aunque brillantes en apariencia, limitan la libertad de elección.
El talento puede abrir muchas puertas, pero también puede cerrarlas. Es crucial equilibrar las oportunidades con la reflexión personal para asegurarse de que el camino tomado sea verdaderamente propio y no únicamente el dictado por el talento. Está lleno de vidas talentosas profundamente desgraciadas. Puedes tener un don, pero tú no eres ese don. Eres mucho más que eso. Las riendas de tu vida las llevas tú, no tu talento. Puedes tener el talento de hacer algo muy bien, pero el verdadero talento es saber qué quieres hacer con él y ser capaz de hacerlo.
Buenos días, qué mensaje más interesante y esperanzador. Planteado así (se supone que como seres sociales debería ser así) ya no sería generaría tanta insatisfacción el dedicarnos a ello. El problema (también en mi opinión por lo que yo veo) es que esa presión externa que le llega al talentoso no es en este sentido. Incluso el que estudia medicina porque ha sacado la nota (perdón por el ejemplo pero es que es un clásico) no lo hace tanto para ese bien común.
Lógicamente estamos generalizando y divagando pero si fuéramos capaces de ver ese sentido comunitario todas las partes de la ecuación otro gallo cantaría.
Feliz semana😘
Buenos días Caimari:
recuerdo escucharos a tí y a Z tratar ese tema en el podcast (teníais a una tercera persona acompañandoos); y a la par que interesante, también vi lo complejo del tema porque también se puede dar el caso contrario: "tener talento para algo y que no haya tenido recorrido, porque el entorno no ha hecho más que ponerte palos en las ruedas".
una vez escuché a un futbolista decir que el se dedicaba a eso porque era lo que le habían enseñado a hacer, y con ello se ganaba la vida, pero para nada era la vida, ni lo que más le gustaba, pero tenía el talento de saber aceptarlo, porque era lo más coherente para su supervivencia, y la del círculo familiar que había fundado.
siempre he creído que la verdadera misión de la educación tendría que ser enfocarnos para poder desempeñar aquello, que es mejor, no sólo para nosotras, sino (sobretodo) lo mejor que podemos aportar al colectivo (y ahí hay tema).
quizá el tema también tiene derivadas sociológicas; y lo digo porque desde mi punto de vista, parto de la base de que somos un ser, un colectivo, y, redundando ex profeso: 'desde mi punto de vista': creo que las mejores deben estar haciendo lo que mejor saben hacer para el bien y beneficio del colectivo (porque somos cómo un organismo, y nosotras una de sus células). quicir, que tengo la impresión de que el tema es una excepción (una confirmación de la regla), y que es raro que se dé en ese sentido, mayormente, y mucho más a la inversa.
estamos de paso, y la vida tiene que resultar divertida, entretenida, pero de ninguna manera a contrapelo de lo que deseamos, de ninguna manera haciendo aquello que nos hace sentir infelices, por supuesto, en la medida de lo posible...
¡y vaya rollo que tengo!, pero el tema tiene calado.
creo que el talento más importante, y está al alcance de todas, pero sería también una asignatura educativa más (esto sólo serviría para mí), es el de aceptar, y por supuesto, poder cambiar cuando lo decidamos, y tener un amplio abanico de posibilidades...
ahí lo dejo, porque me explayo demasiado, y éste blog no es el mío (y perdón por entrometerme).
tiene mucha miga. la sociedad, por otro lado, nos manda un mensaje a veces demasiado individualista en esta época, y... ahí lo dejo ahora...(leí en una ocasión una teoría, que venía a decir, que las primeras individuas de la tribu, que serían, por otro lado, la base de lo que hoy consideramos la humanidad, dedicaron su tiempo a crear herramientas para todo el colectivo, y eran individuas raras, comparadas con el resto, porque dedicaban su tiempo a pensar, y no era lo habitual, y leí, leí que se les podría considerar autistas, desde nuestra perspectiva actual...en fin...)
feliz domingo; salud, y suerte.
un cordial saludo.